sábado, 16 de septiembre de 2017

1.-SOCIEDAD ROMANA: REPARTO DESIGUAL DE LA RIQUEZA: ESTRATIFICACIÓN, JERARQUÍA Y PATRONAZGO.

Un reparto desigual de la riqueza:

"...La elite del Imperio romano —emperadores, senadores, équites, y la elite local de magistrados, concejales y sacerdotes— produjo la práctica totalidad de la literatura y del extraordinario material cultural que se conoce habitualmente como «romano». En consecuencia, el término «romano» implica aplicar la visión del mundo y la cultura de la elite para describir el mundo romano en su totalidad, como sucede cuando la gente escribe y habla de la «civilización romana» o de la «actitud de los romanos frente a las mujeres». Yo me aparto de esta tendencia y me fijo en cambio en la gente corriente, gente que está por debajo de los que se encuentran en los estratos superiores de la pirámide social y es generalmente invisible a ojos de éstos. Por «gente corriente» me refiero a toda persona libre por debajo de la elite y por encima de los pobres jornaleros o campesinos. Su mentalidad, desde su propio punto de vista, revela un rico mosaico de actitudes y actos, ya que llevan una vida apartada de la estrechez de miras de la aristocracia del Imperio. Aunque en algunos aspectos fundamentales su mentalidad es la misma que la de la elite —al fin y al cabo ambas formaban parte de una cultura global—, por lo general sus perspectivas y actitudes difieren de forma significativa.
  La elite del Imperio se situaba en la cima de la pirámide socioeconómica romana. Para acceder a ella, una persona tenía que disponer de más de 400 000 sestercios (équites) o más de un millón de sestercios (senadores). Entre los aproximadamente 50 o 60 millones de personas que formaban parte del Imperio romano, tal vez 500 hombres adultos poseían tan enorme fortuna. Por debajo de éstos (pero en su mayoría muy por debajo) se situaba la elite de las ciudades del Imperio. Una media de 100 o 125 hombres adultos en cada una de las 250 o 300 ciudades del Imperio que se situaban por encima de la categoría de pueblo representaban otras 30 000 o 35 000 personas muy ricas. Dada la pronunciada gradación del mundo romano, esa elite en su conjunto ostentaba probablemente el 80% o más de toda la riqueza. Los propios romanos reconocían la escisión en la situación socioeconómica entre quienes formaban parte de la elite y quienes no, al denominar a los extremadamente ricos honestiores (los más honorables) y a todo el resto de personas libres humiliores (seres inferiores). «Todo el resto» era el 99,5% de la población.
  Por debajo de los extremadamente ricos había un respetable número de personas que disponían de muchos menos recursos en comparación con los muy ricos, pero, en el peor de los casos, recursos suficientes para tener bastante asegurado el pan de cada día y, en el mejor, para gozar de un estilo de vida que les dejase tiempo libre suficiente para cultivar ciertos intereses sociales, políticos y culturales. Se trataba de modestos terratenientes, mercaderes y artesanos, soldados de éxito, así como de los financiados por estos grupos y por las elites (maestros profesionales, médicos, arquitectos, etcétera). Esos hombres y sus familias representaban alrededor del 25% del total de la población. Además de una cierta estabilidad en cuanto a sus recursos, la gente corriente comparte otra característica común.


Todos ellos aprecian el trabajo, sean mercaderes, artesanos o campesinos ricos; comparten ese importante hecho socioeconómico que une sus actitudes a pesar de que el auténtico nivel de riqueza y la ocupación de cada individuo varíen enormemente. Ésa es la gente que me interesa. El reto es captar su mentalidad. ..."

Fragmento del libro de Robert Knapp : Los olvidados de Roma.


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